¿Qué sucede si no te alimentas bien?
Por Dra. Frania Pfeffer Burak
Alimentarnos bien es importante para que el cuerpo funcione y para tener un adecuado estado de nutrición y salud.
Hoy en día existe la “doble carga de la mala nutrición”, es decir, desnutrición y deficiencias nutrimentales específicas.
Desnutrición
Es un estado de deficiencia en el consumo o biodisponibilidad de energía y/o nutrimentos respecto a las necesidades del organismo, que repercute de manera negativa en la salud de quien la padece.
Puede tener consecuencias físicas:
- Pérdida de peso
- Delgadez extrema
- Crecimiento lento o enanismo en niños
- Hundimiento o abultamiento del abdomen
- Sequedad en la piel
- Cambios en la coloración del pelo
- Pérdida de masa muscular
- Menstruación irregular o amenorrea (desaparición de esta)
- Alteraciones en el sistema inmunológico que provocan infecciones recurrentes
Asimismo, el estado de ánimo se ve afectado y puede presentar:
- Irritabilidad
- Falta de energía
- Agotamiento y cansancio
- Pérdida de memoria
- Falta de atención
- Disminución en la capacidad cognitiva
- Pobre desempeño escolar o laboral
Deficiencia nutrimental específica
La anemia por deficiencia de hierro no solo sucede en personas que padecen desnutrición, sino también pueden padecerla personas con sobrepeso y obesidad cuyo consumo de hierro en la dieta es insuficiente, lo que genera mayores requerimientos de este elemento, debido al mayor volumen de sangre que se requiere; además, hay un deterioro de la absorción intestinal de hierro y una restricción de su liberación en los depósitos de reserva, por lo tanto, hay una menor biodisponibilidad.
El hierro es un mineral que contribuye sustancialmente al crecimiento y desarrollo del cuerpo, ya que lo necesita para crear una proteína llamada hemoglobina, cuya función es transportar oxígeno a todos los tejidos y órganos del cuerpo, además de la mioglobina, una proteína que suministra oxígeno a los músculos.
Sobrepeso y obesidad
Otra consecuencia de no alimentarse bien es el desarrollo del sobrepeso o de la obesidad, que puede ser resultado de factores hereditarios, fisiológicos o del entorno de la persona, los cuales se combinan con el tipo de dieta que consume, así como con su nivel de actividad física o ejercicio. La obesidad incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes mellitus, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
No alimentarse bien acarrea graves consecuencias en nuestra salud. Cubrir de manera deficiente nuestras necesidades de energía y nutrimentos nos pone en riesgo.
Comer de manera poco saludable evita que nos desempeñarnos de manera adecuada cotidianamente. También incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles, lo cual disminuye nuestra calidad y esperanza de vida.