¿Cuál es el beneficio de establecer límites?
Por Dra. Gabriela De la Torre García
Los límites saludables tienen un efecto protector, pues son una pieza fundamental para el autorrespeto y el autocuidado, ya que nos ponemos en primer lugar. De esta manera nos conocemos mejor y permitimos que los demás nos conozcan también.
Para establecer unos límites saludables debemos conocer bien nuestros sentimientos, valores y responsabilidades.
Al poner límites, generamos relaciones sanas, lo que nos da seguridad física y emocional; de esta forma nos alejamos de situaciones o personas que nos pueden dañar. Sabemos entonces, cuándo decir que “sí” y cuándo decir que “no”.
Para que los límites sean efectivos debes de ser capaz de comunicarlos. Para ello, necesitamos enfocarnos en nosotros mismos y tener claro que los límites personales son para protegernos, no para controlar a los demás. Es decir, en lugar de decir: “¡No te metas en mi vida!”, puedes decir: “Esto es algo personal y es importante tomar mi propia decisión”. Con la primera frase la persona puede sentirse atacada o incluso herida si intentaba ayudar de buena fe. Con la segunda frase estás declinando de manera cortés su apoyo y marcando un límite personal.
También es importante considerar que poner límites tiene consecuencias. Debemos considerar que no se trata sólo de poner los límites sino de defenderlos. Por eso, es fundamental explicar por qué son tan importantes para nosotros, esperando que los demás puedan comprender y respetarlos. Defender un límite implica que lo mantengamos; es decir, en ocasiones por enojo o por reflexión profunda, ponemos un límite. Sin embargo, cuando tenemos que mantener este límite, sucede que podemos dejarlo por querer agradar a los demás o por no tener mayores problemas. La complejidad de los límites está en mantenerlos para poder sostenerlos en otras situaciones o contextos.
La clave para establecer límites saludables consiste en entender lo que queremos y ser claros con respecto a ello con los demás, siempre en un marco de respeto y asertividad. Establecer límites no es un acto egoísta. Cuando dices que “no” a lo que no quieres o puedes hacer es respetarte a ti mismo.
Los límites requieren de una reflexión y autoevaluación constante en la que tengamos un mejor conocimiento de nosotros mismos. Sin embargo, el logro de esta tarea nos permite mejorar nuestra autoestima y tener relaciones más sanas. Es una práctica constante y una valoración continua que nos permite crecer como personas.
Establecer límites con claridad y respeto es esencial para nuestro bienestar.
Al decir "no" cuando sea necesario, nos valoramos a nosotros mismos y cultivamos relaciones más saludables. Es un proceso de autodescubrimiento continuo que nos empodera y enriquece nuestras vidas.