¿Qué sucede si no estableces límites?
Por Dra. Gabriela De la Torre García
Cuando no establecemos límites saludables es muy complejo poder ser uno mismo y al mismo tiempo, trabajar para cumplir nuestras metas. Es decir, no podemos ser personas plenas y felices. Además, nos hace dar consejos indeseados y entrometernos en la vida de los otros. De la misma forma, permitimos que los demás estén dentro de nuestra vida más allá de lo que quisiéramos.
Es común que cuando no establecemos límites, sintamos que no tenemos voz, que no estamos tomando las decisiones que te gustarían y eso nos lleve a sentirnos poco valorados por nosotros mismos y los demás. También podemos vivir situaciones en las que, en nuestras relaciones, podamos sentirnos humillados, manipulados o invisibilizados.
Cuando no ponemos límites asumimos emociones, pensamientos y deseos de otros, pues no expresamos los nuestros sólo por agradar a los demás. A la larga, esto se interioriza y se vuelve una forma vida poco sana. Es por ello que, en ocasiones, estallamos y sentimos que no podemos más. Muchas veces este proceso es poco consciente y esto agrava nuestro sentir.
Culturalmente, hemos aprendido a decir que sí y los demás, en consecuencia, esperan que respondamos siempre así. Una de las habilidades sociales menos desarrolladas es la capacidad de decir no, y este es uno de los primeros requerimientos para poder establecer límites. Por ejemplo, cuando no ponemos límites en nuestra propia vida y nos saturamos de una serie de actividades y tareas a las que no podemos dar respuesta.
Algunos límites pueden ser más difíciles de establecer, quizás podemos hacerlo mejor en casa, que en la escuela o en el trabajo, o viceversa. También hay personas con las que puede ser sencillo poner estas reglas como nuestros compañeros de trabajo o pareja, por mencionar algunos.
La dificultad para establecer límites es más notorio con las mujeres que con los hombres, por ello, también es importante considerar las cuestiones de género cuando cuestionamos aquello que nuestro entorno espera que hagamos.
Las culturas latinoamericanas tienen una fuerte carga machista, que supone que los límites estén puestos por el hombre en una relación de pareja, filial, laboral o académica. Es importante reflexionar sobre las situaciones en las que esto sucede, pues en muchas de ellas puede ser un proceso inconsciente, repetitivo y socialmente aceptado.
Las mujeres, en ocasiones, buscan complacer a los otros, para ser consideradas mejores personas, con mayor compromiso y capacidad. Esto nos lleva a buscar la aprobación de los demás. Muchas veces esta aprobación consiste en dejar de poner límites claros para que los demás sepan que siempre contarán con nosotros. Es una reflexión compleja, pues esto se nos ha enseñado desde casa y hacer consciente esto requiere de un análisis profundo.
Sin embargo, el género no condiciona esto, sino que han sido nuestros contextos familiares y escolares los que han generado este comportamiento. Muchas veces, al solicitar estar siempre disponible o bien, reconociendo positivamente cada vez que accedemos a lo que se nos solicita. Es importante, por otro lado, reflexionar si esta es una situación que nosotros estamos reproduciendo con nuestros estudiantes, colegas o dentro de nuestra familia.
Como persona, es fundamental analizar la manera en la que ponemos nuestros límites e imponemos límites a los demás.
Es a través de esta consciencia que podemos empezar a establecer reglas claras.