¿Qué es tener propósitos?
Por Mtra. Maritza Verónica García Montañez
El empeño entusiasta de conseguir metas y objetivos en nuestra vida nos lleva a reflexionar sobre qué queremos alcanzar a corto, mediano o largo plazo.
En ocasiones creemos que las “ensoñaciones” son propósitos de vida reales. Pero debemos considerar que los sueños estando despiertos, son subjetivos; es decir, son imaginaciones a las que no damos estructura ni contexto para lograrlos. Se quedan en eso: ensoñaciones estando despiertos, ilusiones, quimeras. Por ejemplo, querer tener salud perfecta, cuando no tengo hábitos alimenticios y de vida adecuados (fumar, beber alcohol en exceso, llevar una vida sedentaria), es poco realista.
Proponerse algo implica ese anhelo interno, esa pulsión totalmente personal, de querer alcanzar un objetivo y planear el proceso a través del cual se logrará realizar ese propósito.
Alcanzar un propósito supone tener claro qué se desea conseguir y cómo conseguirlo. Esto implica la voluntad de esforzarse adecuadamente, con el ánimo constante de lograr lo propuesto, dentro de los valores de:
- Responsabilidad
- Honestidad
- Dignidad
- Respeto
- Justicia
- Solidaridad
- Verdad
- Valentía
- Amor
- Paz
Es decir, implica sentir pasión por algo y no aceptar el comportamiento inadecuado, si esto incluye faltar a los valores.
A veces la motivación por obtener o lograr algo tienen que ver con nuestras creencias, aprendizajes y condicionamientos. En ocasiones la motivación se ve obstaculizada por la idea, consciente o inconsciente de no merecer esas metas, ni poder alcanzar el equilibrio económico, social, afectivo y profesional, así se desee.
Intrínsecamente nos proponernos metas por el placer que nos despierta esa motivación. Plantearnos propósitos se vincula con el hecho de sentirse más felices, productivos, saludables, energéticos, creativos y reconocidos por la sociedad.
Los propósitos pueden ser a corto, mediano y largo plazo. Y, en cualquier caso, se asocian con los propósitos personales o los de vida.
Los propósitos a corto plazo pueden cumplirse en el presente y no demandan una larga espera. Por ejemplo: llamar a una persona el día de hoy; bañarme disfrutándolo conscientemente; limpiar el refrigerador; escombrar casa o departamento (a veces sólo la recámara); preparar algún platillo preferido; comer postre a discreción, seguir leyendo el libro que empecé, entre algunos más.
Los de mediano plazo son aquellos que podemos realizar en un futuro próximo, de unos cuantos meses que se inician inmediatamente, pero que se necesita una voluntad para no abandonar ni postergarlos; demandan un esfuerzo sostenido en el tiempo. Por ejemplo: hacer una rutina de ejercicio (gimnasia, caminata, yoga); dormir lo adecuado (ni más ni menos); disminuir el uso de las redes sociales y usarlas con cautela; utilizar a discreción los videojuegos, remodelar mi habitación o casa; entre otros.
Los propósitos a largo plazo tienen su realización en un mayor tiempo, años quizás, y requieren del desempeño asiduo de los propósitos a corto y a largo plazo. Por ejemplo: viajar por el mundo; promover programas de sostenibilidad; no procrastinar (diferir o aplazar obligaciones); ser productivo, maduro, objetivo, consciente, sensible y vivir con bienestar.
Simplemente, un propósito es como una guía que nos permite tener en la mira el estilo de vida que queremos, que merecemos vivir; es un impulso para obtener la forma en la que se pretende vivir.
Los propósitos nos ayuda a vivir en gerundio, es decir, constantes y atentos, dándonos cuenta de lo que estamos viviendo, haciendo y sintiendo en el presente con la mira para generar un futuro sano, libre, gozoso, alegre, pero sobre todo productivo. Comer comiendo, trabajar trabajando, dormir durmiendo, caminar caminando, esforzar esforzándonos, vivir viviendo.
Tener un propósito es vivir despierto, con entusiasmo y con una estima propia adecuada.
Sirve como guía para nuestras acciones, enciende nuestra pasión y la fuerza que nos impulsa a superar desafíos.