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5. ¿Qué sucede si no sales de una

zona de confort sin bienestar?

¿Qué sucede si no sales de una zona de confort sin bienestar?

Por Mtro. Antonio Lojero Ruaro

Permanecer en la zona de confort puede parecer fácil y cómodo, pero resulta indispensable tener claro que en algún momento se requiere enriquecer y ampliar la gama de opciones para continuar evolucionando en un mundo que demanda seguir aprendiendo cosas nuevas e incorporarlas a nuestra vida.

La zona de confort puede tener ventajas siempre y cuando no te impida crecer y desarrollarte a largo plazo. Encontrar un equilibrio entre la comodidad y el crecimiento personal es clave para alcanzar el éxito en tus esfuerzos y metas.

Continuar en la zona de confort sin realizar cambios puede tener diversas desventajas, como las siguientes:

  •  Disminución de la calidad de vida. La ausencia de metas y motivaciones necesarias para el crecimiento personal o la paralización frente a la demanda de un futuro cambiante nos lleva al estancamiento, la insatisfacción o incluso el aburrimiento, lo que afecta la salud cognitiva y emocional. Además, la rutina y la ausencia de nuevas experiencias pueden limitar el desarrollo de habilidades, lo que impide que las personas alcancen su pleno potencial y disfruten de una vida más enriquecedora y significativa.

  •  Disminución de la autoeficacia. La evitación de desafíos, nuevas experiencias y oportunidades te impedirá poner en juego tus capacidades. A la larga, disminuirá tu campo de acción y tus posibilidades de realizar nuevas tareas, lo que se convertirá en una condición autolimitante.
    Esto reducirá tu confianza a la hora manejar situaciones difíciles o nuevas, lo que creará un ciclo de dependencia en lo conocido y rutinario, limitando el crecimiento personal y profesional. La falta de oportunidades para superar obstáculos también puede disminuir la motivación y la confianza en la propia capacidad para lograr objetivos futuros.

  •  Deterioro de la resiliencia. La resiliencia está definida por la Organización Mundial de la Salud como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas. Esta puede deteriorarse si permaneces en la zona de confort por mucho tiempo, pues al no poner en juego tus habilidades y tus capacidades, bloqueas la posibilidad de explorar opciones, de sobreponerte a las adversidades y de reconocer el apoyo social con el que cuentas, así como de fortalecer una visión optimista que te permita una actitud positiva al afrontar los problemas que se puedan presentar.

  •  Comportamiento rutinario. Instalarse en la zona de confort puede evitar emociones como el miedo y la ansiedad. Sin embargo, esto puede llevarte a un comportamiento rutinario que, ciertamente, estará exento de riesgos, pero también puede generar un estado de pasividad, de apatía e, incluso, de ausencia de sentido de vida.

  •  Desarrollo limitado. Realizar el mínimo esfuerzo, evitar tener retos (por eludir el riesgo) e insistir en permanecer en lo conocido y rutinario limita tu crecimiento y tus posibilidades de desarrollo: se convierte en un obstáculo para generar bienestar en tu vida.

  •  Monotonía. Evitar la posibilidad de vivir nuevas experiencias aumenta la actitud de pasividad, de pérdida de incentivos para continuar aprendiendo y relacionarse. En este sentido, podrías experimentar una sensación de monotonía y de abulia; es decir, de falta de voluntad o energía para realizar actividades o bien, perder la capacidad de sentir motivación por mejorar el estado laboral, familiar e incluso, el cuidado personal y establecer otras interacciones sociales.



Imagina que en tu comunidad hay un parque, pero está sumamente deteriorado: hay juegos para los niños, pero están rotos; existen aparatos para realizar ejercicios al aire libre, pero ya no funcionan; hay bancas para sentarse e incluso mesas para compartir alimentos, pero están deterioradas; hay basura y la hierba está crecida.

Salir de la zona de confort implicaría organizarse con el vecindario para obtener apoyos y colaborar en el arreglo de ese parque, en el que niños, jóvenes y adultos podrían jugar, pasear, tomar sus alimentos y pasar un buen rato en un lugar agradable, cerca de sus casas. Podrían, por ejemplo, realizar juntas para organizarse, invertir su tiempo y creatividad para conseguir recursos materiales en dinero o en especie, incluso apoyos institucionales. El beneficio sería para toda la comunidad, pues podrían contar con un lugar agradable.

    En una situación como la que se ha mencionado:

  •  Aumenta la calidad de vida de toda la comunidad.
  •  Se incrementa la autoeficacia de todas las personas participantes.
  •  Fortalece la resiliencia comunitaria.
  •  Genera la posibilidad de establecer o fortalecer lazos comunitarios, familiares y personales, así como de aprender que el bienestar colectivo beneficia a cada una de las personas de la comunidad.

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Si permanecemos en nuestra zona de confort sin bienestar, corremos el riesgo de estancarnos en una rutina que limita nuestro crecimiento personal y profesional.

Es fundamental buscar el equilibrio y la expansión para alcanzar una vida plena y sa9sfactoria.