¿Qué es la reflexión?
Por Dalia Guadalupe De la Peña Wing
Desde el punto de vista de la psicología, reflexionar sobre uno mismo es la capacidad de detenernse a observar y pensar sobre sí; esto nos brinda un estado de control sobre nuestras emociones.
Reconocer, regular y manejar nuestras emociones nos permite tolerar aquellas que no nos gustan, pero sin dejar de ver las que nos agradan.
Esto es la base para desarrollar la capacidad de pensar y analizarnos a nosotros mismos, pues solo en este estado es que podremos identificar el por qué de cada una de nuestras emociones, para luego comenzar a reconocer nuestra identidad y responder:
- ¿Quiénes somos?
- ¿Qué nos gusta y qué no?
- ¿Qué nos apasiona?
- ¿Qué nos molesta?
- ¿Cuáles son nuestras necesidades, valores y creencias más profundas?
- ¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades?
Ahora bien, la capacidad reflexiva consiste en pensar no solo en nosotras o nosotros, sino también en los otros como personas con una psique diferente a la nuestra; esto es fundamental para la construcción de todas nuestras relaciones. Algo muy eficaz en el proceso de conocerse a uno mismo es poner atención a aquellas cosas que no nos gustan de las otras personas, pues parte de la idea popular de que “lo que te choca, te checa”.
En el libro Un minuto para el absurdo, del psicoterapeuta Anthony de Mello, se explica claramente a qué nos referimos:
Esta es una forma de cómo podemos irnos conociendo a través de las situaciones o características que menos nos gustan o, también, que más nos gustan. Es común identificar en los otros hábitos que no nos agradan, errores y faltas; sin embargo, en la mayoría de las ocasiones se nos dificulta reconocerlos en nuestra persona.
A la mayoría de las personas no nos gusta algo de nuestra imagen corporal, así que es necesario trabajar nuestra autoestima. ¿Cómo? Cuidándonos con ejercicio, con una alimentación saludable, con buena higiene del sueño, realizando actividades que nos gusten, meditando... O haciendo todo lo que nos lleve a sentirnos bien con nosotros mismos.
Esta imagen corporal, combinada con el autoconocimiento interno, es uno de los primeros pilares de la autoestima. En conjunto nos permite saber hacia dónde nos dirigimos, por qué y cómo podemos aportar valor a nosotras o a nosotros mismos, a los demás y a nuestra vida en general.
El autoconocimiento es la brújula para lograr nuestros propósitos en la vida...
... ya que nos permite navegar con sabiduría por el intrincado mapa de nuestras aspiraciones y encontrar el camino hacia nuestra plena realización. Con cada paso que damos en esta búsqueda interior, nos acercamos un poco más a la verdad de quiénes somos y lo que realmente deseamos.