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4. ¿Cuál es el beneficio de

seguir aprendiendo?

¿Cuál es el beneficio de seguir aprendiendo?

Por Dra. Benilde García Cabrero

El entorno globalizado y cambiante, caracterizado por una constante generación de información, hace patente la urgencia de que los seres humanos desarrollen un aprendizaje autónomo que responda a nuevos escenarios y les permita seguir aprendiendo a lo largo de la vida para canalizar e invertir mejor sus esfuerzos cognitivos y motivacionales, haciendo su trabajo más productivo y eficaz.

Un proceso que nos permite aprender durante toda la vida es la plasticidad cerebral, que se caracteriza por la restructuración y adaptabilidad de las neuronas y que hace posible seguir practicando o desarrollando nuevas habilidades y destrezas. Así, estimulamos nuestro cerebro para que siga produciendo mielina, la sustancia que recubre las dendritas y axones, componentes del cuerpo de las neuronas. La función de dicha sustancia es facilitar la comunicación (por impulsos eléctricos) entre ellas.




Entre más densa es la capa de mielina, más rápida es la transmisión eléctrica neuronal, lo que permitirá que el cerebro incorpore los nuevos conocimientos y habilidades con mayor facilidad.

Seguir aprendiendo nos ayudará a salir de la rutina y a tener nuevas experiencias. Esto hará posible convertir las horas de ocio en algo productivo y entretenido. Romper la monotonía puede resultar complicado; lograrlo dependerá de la voluntad, curiosidad y motivación para aprender algo nuevo.



La educación formal y la formación a partir de experiencias placenteras influyen en las posibilidades que tienen las personas para mejorar en la vida. Por el contrario, hacer cosas que no se disfrutan puede repercutir en el estado de ánimo y en la salud.

Seguir aprendiendo es más fácil cuando empleamos la metacognición, que es el conocimiento sobre nuestros propios pensamientos y procesos cognitivos y sobre la regulación de éstos para darle dirección a nuestro aprendizaje. Utilizar la metacognición permite a los estudiantes reconocer lagunas en su conocimiento.



Desarrollar habilidades metacognitivas puede ser tan simple como preguntar a los estudiantes qué hicieron para prepararse para un examen; enseguida, después de valorar su desempeño, pedirles que reflexionen acerca de si se prepararían de manera diferente para el próximo. Esto puede animarles a pensar si sus métodos son apropiados, útiles o si requieren cambiarlos. En acciones como éstas consiste básicamente la metacognición, es decir, un conocimiento sobre el propio conocimiento y los procesos de autoaprendizaje.

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La metacognición nos permite tomar decisiones para cambiar algo que no es agradable.

Así, identificamos nuestros errores, consideramos la retroalimentación y, con base en ello, buscamos y probamos una nueva estrategia de estudio.